A lo largo y ancho del Ecuador ocurren cada día crímenes, robos, asesinatos por contrato, mientras la policía, los fiscales y los jueces son criticados por ligerezas, permisividad o negligencias
Julio empezó y terminó en Cuenca con asaltos bancarios perpetrados por delincuentes que alardean de su capacidad "profesional", dispuestos a jugarse la vida para robar el dinero.
El 3 de julio fue una agencia del Banco del Austro en el barrio Nueve de Octubre, bdonde un grupo de personas ingresó con armas, doblegó a los guardias y al personal para cumplir su cometido. El 30 de julio €“al cierre de esta edición de AVANCE- un procedimiento similar ocurrió en una agencia del Banco de Guayaquil en la avenida Remigio Crespo.
En ambos casos hubo balaceras. El 3 de julio un policía en motocicleta que pasaba frente al banco advirtió que algo extraño ocurría y se detuvo a inspeccionar. Cuando entró al local, uno de los asaltantes le dijo que "parece que adentro hay un robo" e intentó salir.
En el hecho habría la colaboración de un guardia bancario que, según la filmación de la cámara de seguridad, recibe a los asaltantes con gestos de amistad y cuando escapan, uno de ellos le da una palmada. Luego vino el tiroteo, con un operativo policial pocas veces visto en Cuenca: los ladrones huían disparando contra el vehículo policial que los perseguía y varios transeúntes resultaron heridos.
La "pericia" de los ladrones hizo que secuestraran al conductor de un vehículo, obligándole a que los condujera mientras hacían disparos contra los carros policiales que se sumaron a la persecución. El conductor, Carlos Gilberto Salamea, pereció al ser tomado como escudo de los delincuentes mientras disparaban contra los policías. También murieron los asaltantes Xavier Suárez Morales y Eduardo Javier Castro y fueron detenidos otros más, entre ellos Abdón Calderón Pacheco, ex miembro del grupo de élite de la Policía.
La Policía y el Gobernador del Azuay debieron lamentar más tarde la muerte de Gilberto Salamea, un inocente que fue obligado por los delincuentes a que los condujera, pues al momento de la confusión y el tiroteo fue tomado como uno más de la banda. Se trató de un hombre honrado, padre de familia de 64 años, que coincidencialmente había estado en la ruta de los asaltantes.
El monto del robo fue algo superior a los ocho mil dólares, que los recuperó la policía. Un complicado proceso judicial está en marcha sobre el caso, pues por un lado está el hecho delictivo mismo, se debe analizar los cargos que deben responder los actores detenidos: complicidad del guardia; secuestro del ciudadano para que los condujera; su muerte, producida por los disparos policiales, que deben quedar establecidos si fue en defensa propia o un asesinato. El fiscal que conoce el caso ha demorado un mes y todavía no ha emitido un informe definitivo sobre lo ocurrido, mientras €“como siempre e inevitablemente- los abogados defensores intentan liberar de culpa a los detenidos, a pesar de las evidencias irrefutables en su contra.
También se han dado marchas organizadas por familiares y amigos del guardia de seguridad, supuestamente cómplice, Patricio Ayala Campuzano, reclamando para que se lo ponga en libertad porque le consideran inocente. No obstante, precisamente en la filmación de una cámara del banco aparecería con una actitud complaciente hacia los asaltantes.
En el asalto bancario del 30 de julio, un patrullero persiguió a los ladrones, pero su operativo se frustró al ser herido un policía y averiado el vehículo con los disparos recibidos. Los autores de este delito tuvieron tiempo para cambiarse de vehículos y desaparecer, sin que €“hasta el cierre de esta edición- se conociera el resultado de la búsqueda.
Los hechos aludidos se refieren solamente a los asaltos bancarios, de inicios y fin de mes, pero durante todo julio han ocurrido robos, asaltos a personas, crímenes y toda clase de hechos delictivos que evidencian ha desaparecido la tranquilidad en Cuenca, convertida en una de las ciudades ecuatorianas de mayor conflictividad y riesgo.
El 3 de julio fue una agencia del Banco del Austro en el barrio Nueve de Octubre, bdonde un grupo de personas ingresó con armas, doblegó a los guardias y al personal para cumplir su cometido. El 30 de julio €“al cierre de esta edición de AVANCE- un procedimiento similar ocurrió en una agencia del Banco de Guayaquil en la avenida Remigio Crespo.
En ambos casos hubo balaceras. El 3 de julio un policía en motocicleta que pasaba frente al banco advirtió que algo extraño ocurría y se detuvo a inspeccionar. Cuando entró al local, uno de los asaltantes le dijo que "parece que adentro hay un robo" e intentó salir.
En el hecho habría la colaboración de un guardia bancario que, según la filmación de la cámara de seguridad, recibe a los asaltantes con gestos de amistad y cuando escapan, uno de ellos le da una palmada. Luego vino el tiroteo, con un operativo policial pocas veces visto en Cuenca: los ladrones huían disparando contra el vehículo policial que los perseguía y varios transeúntes resultaron heridos.
La "pericia" de los ladrones hizo que secuestraran al conductor de un vehículo, obligándole a que los condujera mientras hacían disparos contra los carros policiales que se sumaron a la persecución. El conductor, Carlos Gilberto Salamea, pereció al ser tomado como escudo de los delincuentes mientras disparaban contra los policías. También murieron los asaltantes Xavier Suárez Morales y Eduardo Javier Castro y fueron detenidos otros más, entre ellos Abdón Calderón Pacheco, ex miembro del grupo de élite de la Policía.
La Policía y el Gobernador del Azuay debieron lamentar más tarde la muerte de Gilberto Salamea, un inocente que fue obligado por los delincuentes a que los condujera, pues al momento de la confusión y el tiroteo fue tomado como uno más de la banda. Se trató de un hombre honrado, padre de familia de 64 años, que coincidencialmente había estado en la ruta de los asaltantes.
El monto del robo fue algo superior a los ocho mil dólares, que los recuperó la policía. Un complicado proceso judicial está en marcha sobre el caso, pues por un lado está el hecho delictivo mismo, se debe analizar los cargos que deben responder los actores detenidos: complicidad del guardia; secuestro del ciudadano para que los condujera; su muerte, producida por los disparos policiales, que deben quedar establecidos si fue en defensa propia o un asesinato. El fiscal que conoce el caso ha demorado un mes y todavía no ha emitido un informe definitivo sobre lo ocurrido, mientras €“como siempre e inevitablemente- los abogados defensores intentan liberar de culpa a los detenidos, a pesar de las evidencias irrefutables en su contra.
También se han dado marchas organizadas por familiares y amigos del guardia de seguridad, supuestamente cómplice, Patricio Ayala Campuzano, reclamando para que se lo ponga en libertad porque le consideran inocente. No obstante, precisamente en la filmación de una cámara del banco aparecería con una actitud complaciente hacia los asaltantes.
En el asalto bancario del 30 de julio, un patrullero persiguió a los ladrones, pero su operativo se frustró al ser herido un policía y averiado el vehículo con los disparos recibidos. Los autores de este delito tuvieron tiempo para cambiarse de vehículos y desaparecer, sin que €“hasta el cierre de esta edición- se conociera el resultado de la búsqueda.
Los hechos aludidos se refieren solamente a los asaltos bancarios, de inicios y fin de mes, pero durante todo julio han ocurrido robos, asaltos a personas, crímenes y toda clase de hechos delictivos que evidencian ha desaparecido la tranquilidad en Cuenca, convertida en una de las ciudades ecuatorianas de mayor conflictividad y riesgo.