Gobiernos e instituciones internacionales están presentes con ayuda humanitaria para el país y sus habitantes impactados por el terremoto
Cerca 200 mil muertos, más de 250 mil heridos y un millón de personas sin vivienda son las estadísticas que resumen la catástrofe de Haití, país que el 12 de enero sufrió el terremoto de mayor intensidad en los últimos 140 años: el 3 de junio de 1770 Puerto Príncipe, la capital, fue totalmente destruida por un sismo.
El arzobispo de Puerto Príncipe, Joseph Serge Miot, pereció sepultado bajo escombros y la catedral de la ciudad se derrumbó por el movimiento. El Jefe de la Misión de la ONU, Hedí Annabi, murió también con todo el personal de la delegación, mientras presidía una reunión. El Presidente de la República, René Preval y su familia, resultaron ilesos pese al desplome de la sede gubernamental.
Puerto Príncipe, la capital de Haití. |
Haití es el país más pobre de América. El 80% de la población vive bajo la línea de pobreza y el 54% sufre pobreza extrema. Dos semanas después del desastre, aún no terminaba la recolección de cadáveres entre las ruinas de las viviendas derribadas y algunos sobrevivientes eran todavía increíblemente rescatados.
Haití está ubicado en una zona de vocación sísmica. Puerto Príncipe, la capital, fue fundada por los franceses en 1749 y el país es pionero en proclamar su independencia en América, en 1804.
El clamor de los haitianos por ayuda internacional resuena y encuentra eco en el mundo. En medio de los escombros en las calles hay multitudes famélicas pugnando por recoger los donativos provenientes de diversos países y de organizaciones humanitarias internacionales.
El saqueo, el pillaje, son también escenas de todos los días y los dramas humanos son conmovedores, conociéndose que son miles y miles las personas a las que no quedó más recurso médico que amputarles los miembros para salvarles la vida, pues los materiales de las casas desplomadas los causó lesiones insalvables.
También se cuentan por miles los niños huérfanos, cuyos padres perecieron en el terremoto. Hay temor de que sean víctimas del tráfico de menores o se conviertan en mercancías de negocio de miembros de cuerpos humanos. Padres desesperados por el hambre y desprovistos de todo, acuden a los orfelinatos para entregar a los hijos que no pueden vivir con ellos.
La ayuda humanitaria está presente en Haití. Ecuador también se hizo presente y en la ciudad de Cuenca, la Gobernación del Azuay promovió una recolecta de alimentos no perecibles y agua para enviar a los damnificados.