La ciudad patrimonial festeja con entusiasmo su natalicio pero sus habitantes mantienen advertidos los ojos frente a los problemas de la inseguridad
La ciudad, pequeñita, hacia 1940, en el siglo pasado. |
Cuenca conmemora este 12 de abril los 454 años de su fundación española. Entre el estruendo de las campañas políticas de la Consulta y Referéndum del 7 de mayo, la capital azuaya no deja de disfrutar en paz y con entusiasmo la celebración que atenúa las tensiones que los pregoneros de uno u otro bando contagian a la ciudadanía.
Bajo el tradicional liderazgo de la Municipalidad, diversas entidades públicas y privadas promueven eventos para rememorar la histórica conmemoración: los nombres de Gil Ramírez Dávalos y Hurtado de Mendoza vuelven a la memoria de los cuencanos del siglo XXI para resaltar el 12 de abril de 1557, cuando por mandato real de España se fundó la ciudad moderna que empezó a forjar desde esa fecha una nueva historia y a vivir un nuevo destino.
Como también es tradicional, los actos más notables relacionados con la celebración se dan en el campo de la cultura. Por algo Cuenca es Patrimonio Cultural de la Humanidad. Además, el civismo va de la mano con la secular religiosidad de los cuencanos, por lo que los actos más destacados del 12 de abril no dejan de ser, temprano en la mañana, la Misa de Acción de Gracias y, en la tarde, la sesión solemne de Cabildo.
La celebración es oportunidad para reforzar el afecto por la ciudad patrimonial de parte de los cuencanos y de las autoridades nacionales. También, para que vuelva la esperanza de mejores días a través de la gestión pública de las instituciones locales y nacionales.
Lo importante es que Cuenca celebra en un marco de tranquilidad la primera conmemoración fundacional de la segunda década del siglo XXI, sin dejar de estar advertida de los problemas cotidianos que esperan resultados efectivos de las autoridades llamadas a velar por la seguridad, una de las deficiencias que no pueden ser descuidadas en temporadas como la presente.