Por Eliécer Cárdenas
Entre escenas rocambolescas y fiascos dignos de una comedia de enredos, las diferentes candidaturas enfilan su marcha hacia el período de campaña, tan lleno de tabúes impuestos por el Código de la Democracia que será una verdadera “carrera de obstáculos” donde la prensa estará en el dilema de informar o callarse.
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Prácticamente la totalidad de los binomios que terciarán para la Presidencia y Vicepresidencia de la República en los comicios de febrero próximo, tuvieron que sortear diversas incidencias, comenzando por el Presidente Candidato Rafael Correa, quien posiblemente hasta el último instante esperó que la fuerte presión ejercida sobre Lenin Moreno le obligaría a aceptar la reedición de la dupleta con el líder de PAIS. Pero Lenin se mantuvo en sus trece, pese a las exigencias de que acepte la candidatura, y finalmente Rafael Correa tuvo que contentarse con Jorge Glas, un binomio que pese al perfil técnico que ostenta, no es carismático y no aportaría votos.
En cambio, el candidato Guillermo Lasso de CREO hizo una mala elección de su binomio al convencer –o dejarse persuadir- por Auki Tituaña, quien en definitiva no jugó limpio con el ex “banquero del barrio” puesto que debía saber que no podía ser candidato si su expulsión o renuncia a Pachakutik no se había cumplido en el plazo fijado por la ley. Cabizbajo, Lasso tuvo que optar por un binomio desconocido y también desprovisto de ese misterioso atractivo político que se llama carisma.
A Lucio Gutiérrez tampoco le fue bien, porque aguardó a que Álvaro Noboa desistiera de su candidatura presidencial y le cediera a su esposa –políticamente hablando- Anabela Azín como binomio. Finalmente tuvo que contentarse con una reina de belleza de segunda mano como candidata, que puede eventualmente aportarle unos cuantos votos en Manabí, de donde es oriunda la ex miss debutante en la política al lado de ex coronel.
Abdalá Bucaram falló tanto por él como por su binomio, acusada de incumplir preceptos parlamentarios. Él no se inscribió en persona por la sencilla razón de que el viaje de vuelta desde Panamá podía costarle el carcelazo, pero el Consejo Nacional Electoral no aceptó los pataleos de su hijo Dalito y así el “Loco que ama”
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quedó fuera de la lid, aunque es muy posible que eso justamente lo esperaba y todo se redujo a un show de campaña. Su candidato es el pastor evangélico Nelson Zavala..
Alberto Acosta y su binomio afrodescendiente no tuvieron problemas de inscripción, pero la señora Caicedo es blanco de críticas por su presunta cercanía al MPD, convertido en “cabeza de turco” de la vieja política. Norman Wray (Ruptura) prefirió candidatizarse a la Presidencia, en lugar de apoyar a Acosta
Álvaro Noboa, que tuvo de dónde elegir entre la plétora de empleados de sus empresas adictos a su candidatura, prefirió a su esposa, de quien dijo que podía ser candidata “a todo” en un arranque de admiración conyugal. La pareja de esposos no se aporta mutuamente nada en votos, que llegaron a su techo máximo en la pasada elección.
Si bien Paco Moncayo no es binomio presidencial, compartirá la lista de Ruptura con un o una transexual que se hizo conocer ante el público por su tenaz lucha para que el Registro Civil le reconozca su condición femenina, acto que le valió el reconocimiento de María Paula Romo y su “Ruptura de los 25”.
Mauricio Rodas (Movimiento SUMA) peleó una batalla digna de mejor causa por su agrupación y su candidatura, eligiendo como su binomio a una joven profesional guayaquileña de ideas muy conservadoras en materia económica.
En definitiva, entre escenas rocambolescas y fiascos dignos de una comedia de enredos, las diferentes candidaturas enfilan su marcha hacia el período de campaña, tan lleno de tabúes impuestos por el Código de la Democracia que será una verdadera “carrera de obstáculos” donde la prensa estará en el dilema de informar o callarse.
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