Se descarta efectos nocivos de las radiaciones, pero las normas internacionales exceden en previsión. La contaminación, más bien, es estética y visual

 
Se descarta efectos nocivos de las radiaciones, pero las normas internacionales exceden en previsión. La contaminación, más bien, es estética y visual
 
Fabián Brito, Intendente Regional de Telecomunicaciones
El teléfono celular se ha convertido en una necesidad imprescindible del habitante del planeta en la actualidad y su expansión rebasa las cifras poblacionales: en el Ecuador, con 14 millones de habitantes, hay 17.5 millones de aparatos.
 
Los celulares empezaron a operar en el Ecuador en 1993. Su expansión ha dejado atrás a la tradicional telefonía fija que, en la actualidad, cuenta con 2´777 mil usuarios, de los cuales 183 mil están en Cuenca.
 
Para operar la telefonía móvil necesita de las radiobases o antenas para la recepción y emisión de las señales. En el Ecuador, hay 3.200 de estas estructuras y de ellas, 215 están en Cuenca, pero faltan entre 30 y 50 para garantizar la cobertura completa en condiciones técnicas eficientes. El 70% de la cobertura celular del país tiene la operadora Claro, que en Cuenca cuenta con 97 antenas, mientras Movistar tiene 81, el CNT (Allegro) 25 y la empresa ETAPA 12. 
 
La Intendencia Regional Sur de la Superintendencia de Telecomunicaciones, bajo la dirección de Fabián Brito, promovió el taller nominado Las Emisiones no Ionizantes y la Comunidad, con expertos nacionales e internacionales, quienes desvirtuaron que las antenas irradiaran efectos nocivos en la salud de los seres vivos: estudios realizados a nivel mundial lo comprueban.
 
Las emisiones no ionizantes son aquellas que no alteran la constitución de los átomos y moléculas del cuerpo por efecto de radiaciones electromagnéticas, como sucede, por ejemplo, con los Rayos X y aún ciertos artefactos domésticos como los microondas o los ruteadores de internet.
 
En todo caso, por prevención –mientras las investigaciones continúan- normas de la Organización Mundial de la Salud y de la Unión Internacional de Telecomunicaciones obligan a que los operadores del servicio cumplan requisitos más allá de los indispensables, para prevenir la contaminación ambiental y aún la visual del paisaje con estas instalaciones.
 
En Cuenca desde septiembre de 2005 una ordenanza que reglamenta la implantación de antenas de radiocomunicación, prohíbe ubicarlas cerca de establecimientos educativos, centros de salud, orfelinatos, ancianatos y sitios de concentración masiva, así como en edificaciones patrimoniales del centro histórico.
 
La ordenanza resulta en algunos aspectos inconveniente e impracticable. Sobre el propio edificio municipal, frente al parque Abdón Calderón, están las antenas más altas y visibles del cantón. En varios planteles educativos –incluida la Universidad de Cuenca- las señales de telefonía e internet son deficientes, precisamente, por falta de antenas, lo que impide aprovechar la tecnología del conocimiento en beneficio de la educación. La Universidad del Azuay, por su cuenta y riesgo, no acata la ordenanza municipal y dispone en su cercanía de una radiobase que le facilita el acceso al moderno sistema de comunicación.
 
Los habitantes de algunos barrios de Cuenca protestan por las deficiencias de la telefonía celular, pero son, precisamente en esos sitios, donde se impide colocar las antenas necesarias para mejorar el servicio, aduciendo el riesgo de enfermedades cancerígenas a las que, por ignorancia, se asocian esas estructuras. Fabián Brito señala algunos sitios: Uncovía, Miraflores, Cebollar, Racar, Sayausí, San Joaquín, Ucubamba, El Valle. A veces los técnicos han sido amenazados con acciones de violencia.
Según la ordenanza  que norma las características de las antenas, no deben sobrepasar de 42 metros de altura y deben mimetizarse en el paisaje para evitar la contaminación visual. Pero una antena del propio Consejo Nacional de Telecomunicaciones (CNT), en las calles Benigno Malo y Rafael María Arízaga, presenta una imagen atentatoria contra la estética del sector.
 
Según los expertos solo las antenas permiten disponer de señales telefónicas, de internet y otros agregados en perfectas condiciones. Son insustituibles. Lo que falta es socializar el tema en las comunidades. Extrañamente, los habitantes urbanos son más reacios que los rurales ante esta realidad, dándose el caso de poblaciones pequeñas que claman y exigen tales instalaciones.
Según el Intendente Regional de la CNT, Fabián Brito, hay proyectos destinados a encontrar soluciones amigables con la comunidad, con la estética y el paisaje. Por ejemplo, que varias operadores de telefonía móvil compartan una misma radiobase o que las municipalidades las construyan en sitios apropiados, con sujeción a las normas y exigencias ambientales y paisajísticas, y las pongan en arrendamiento.
 
En el Ecuador las torres de transmisión eléctrica del Sistema Nacional Interconectado son aprovechadas como radiobases en las zonas por las que atraviesan, beneficiando a muchos pueblos y áreas rurales.
 
Donde más deben darse prevenciones de salud, es en el uso de los dispositivos celulares, que no sea por tiempo prolongado, pues al calentarse y en contacto con el cuerpo pueden afectar a los oídos o el cerebro; también en los órganos genitales, si se porta esos aparatos en los bolsillos próximos. El celular, como todo artefacto o herramienta, es inofensivo, si se lo usa apropiadamente.
 

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