Un recuento de temas amenos que han sido una constante a lo largo del Semanario y de la revista AVANCE que este mes está de aniversario
Desde el número 1 del Semanario AVANCE, el humor ha sido uno de los ingredientes que ha caracterizado a este medio de comunicación que, convertido en revista hace 32 años, mantiene espacios para dar cabida a esa tónica. Nunca ha faltado “La vida en Broma”.
La oportunidad propicia recordar algunos temas de la índole que han perdido menos actualidad que aquellos otros muy serios, de la política y de la vida cotidiana. Se inserta en esta vez un comentario aparecido en el periódico semanal el domingo 2 de julio de 1978, sobre los viajes oficiales al exterior, cuando el país estaba gobernado por una dictadura militar en trance de transición, pues para el 16 de ese mismo mes estaba convocada la primera vuelta de elecciones presidenciales después de casi una década de gobiernos de facto.
También se inserta un aviso que el gobierno militar ordenó publicar en primera página de los medios escritos del país, para defender la dignidad institucional entonces “mancillada” por las sospechas de que altas autoridades del gobierno estarían involucradas en actos de corrupción y que no habría la voluntad política de impulsar el proceso de retorno al orden constitucional. El Aviso, que el común de los medios publicó con el epígrafe de “Intereses Generales”, apareció en la portada de AVANCE con el epígrafe INTERESES DE LOS GENERALES…
Por fin, se reproduce una crónica que con mucho humor da cuenta el 21 de mayo de 1978 de un original episodio en el que estaba involucrada nada menos que un Marciano en una parroquia próxima a Cuenca.
EL CICLISTA CONTRABANDISTA
En las últimas semanas los Ministros de Estado y misiones de las más altas esferas del Gobierno han ido turnándose para salir del país en cumplimiento de compromisos oficiales.
La moda de estos viajes no es de última hora, pues basta recordar que hace algunos años el general Guillermo Rodríguez Lara, gobernante del Ecuador, hizo un recorrido internacional inolvidable para él y para todos los ecuatorianos, dada la fastuosidad del cortejo y el abultado número de sus acompañantes.
Ahora, cuando los que ejercen altas funciones en las proximidades de Palacio están prácticamente haciendo la “cuenta regresiva” y miran el 16 de julio con la tristeza del joven esposo que ve acortarse, incontenible, la distancia que le queda hasta el último día de su luna de miel, esos viajes al exterior son más constantes. Enamorados de sus cargos burocráticos, no quieren desaprovechar las últimas oportunidades de acariciar las agradables emanaciones de sus escritorios.
La perspicacia popular no descuida el gesto mínimo de los rostros de nuestras autoridades y ministros y sus movimientos más pequeños los convierte en sospecha. Y en el fondo de esas sospechas, ¿quién desvirtúa que no haya verdades profundas y bien presentidas? Vale la pena, a estas alturas, contar una anécdota escuchada en estos días y que quizá sirve de ejemplo de la suspicacia con la que el hombre de la calle mira y comenta la salida de las misiones oficiales.
La anécdota es más o menos así: Un hombre vivía en el extremo de su país y pasaba la frontera varias veces al día, pedaleando su bicicleta, de una nación a otra. Siempre llevaba, bien atado a la parrilla de su pequeño vehículo, un paquete en cuyo interior había tierra. En repetidas oportunidades le detuvieron por presunción de contrabando. Pero el buen hombre nunca llevaba más que tierra.¿Quién le podía prohibir que acarrease tierra? A fin de cuentas, en una bicicleta no se podía transportar el territorio!
Alguna vez, sin embargo, el pobre cayó en la trampa. Su negocio había sido el contrabando de bicicletas.
Imaginemos lo que hubiera pasado si alguna vez este señor hubiese tenido la oportunidad de viajar, no ya pedaleando duramente su bicicleta, sino cómoda y tranquilamente apoltronado en el asiento de un avión…
MARCIANO EBRIO DESTRUYO
PLATILLO VOLADOR: PACCHA
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En estos últimos días han sido observados en algunos sitios del país objetos visibles no identificados (OVNIS), misteriosos aparatos piloteados por seres asimismo misteriosos.
Coincidencialmente con las informaciones en tal sentido que han sido publicadas a través de la prensa se conoció que en la parroquia Paccha, a pocos kilómetros de Cuenca, la capital de la provincia del Azuay, un Marciano hizo volar un platillo volador y luego lo destruyó.
Se trata de Marciano Aucapiña, un ciudadano de mediana edad que luego de ingerir aguardiente y pelear con su cónyuge, lanzó por la ventana el “platillo” de merienda que voló hasta el otro piso y se destruyó. Fue, en todo caso, un platillo volador y también, en todo caso él, protagonista del incidente, fue también un Marciano.
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