Las controversias de la última campaña electoral son cada vez más lejanas y en el Gobierno Provincial y en la Municipalidad de Cuenca hay trabajo que permite asegurar que la marcha de la ciudad y la provincia andan por buen camino
Se aproximan los cien días de gestión de los gobiernos descentralizados del país cuyas autoridades e integrantes fueron elegidos en febrero pasado: un período dentro del cual, usualmente, se considera adecuado y oportuno emitir criterios y análisis con proyección diferente a la de las campañas electorales que generalmente alteran la imparcialidad o la serenidad de los ciudadanos y aún de la opinión que se publica.
El Gobierno Provincial del Azuay, bajo la administración del Prefecto Paúl Carrasco Carpio, continúa la trayectoria del período pasado, manteniendo una tónica de perfil moderado de las intervenciones públicas de la autoridad. No hay aspavientos, pero sí trabajo silencioso, continuado, seguro, sin controversias, más allá de esporádicas e inevitables alusiones a las diferencias políticas que, Carrasco, mantiene con el régimen de la Revolución Ciudadana. Una posición comprensible, en un país donde de todas maneras subsiste la libertad y el derecho de apoyar o disentir con las autoridades del Gobierno.
En la Municipalidad de Cuenca, tras la inesperada y controversial nominación de la Vicealcaldesa, que pasó súbitamente de las filas de Alianza País a la “neutralidad” frente al Alcalde Marcelo Cabrera, de la coalición política Igualdad-Participa, las aguas se han tornado calmas. Pasó el tiempo de las réplicas y contrarréplicas y la tranquilidad predominante es una evidencia de la aceptación de los hechos consumados.
El ambiente municipal ya no está espeso y hay las condiciones para que la nueva administración municipal -nueva pero no novata, con Cabrera por segunda vez en la alcaldía- prosiga las obras pendientes de la administración que le antecedió y emprenda las nuevas, anunciadas durante la campaña electoral.
El tema del tranvía, que fue el plato fuerte de la disputa electoral, se ha encarrilado por ruta segura: ya no hay para dar pie atrás y la obra prosigue e indudablemente está en un proceso irreversible. Se anuncia que vendrán expertos de la UNESCO en este mes, para emitir criterios vinculados con el patrimonio cultural, pero no será sino ocasión para ratificar que ya no hay marcha atrás en el proyecto. Los grandes movimientos de tierra, las obras en ejecución, ya no son susceptibles de interrupción, peor de regreso atrás.
Lo preocupante en lo relacionado con la Municipalidad, es el tema de la Empresa ETAPA que, según informaciones sustentadas seguramente ya en documentos y no en especulaciones políticas, estaría con un déficit económico de inquietantes proporciones. Esta es una empresa emblemática de Cuenca, reconocida dentro y fuera del país por la calidad de sus servicios como por la correcta organización, las bases técnicas y científicas que sustentan sus proyectos y, sobre todo, por el manejo ordenado de los recursos que administra.
Es importante que se transparente a la luz pública la realidad financiera, no solamente de ETAPA, sino de todas las empresas municipales. El cambio de administración fue inesperado, dada la seguridad que el anterior Alcalde y sus colaboradores tenían en la reelección apoyada por el Presidente de la República y es posible que, debido a ello, pudieran haberse quedado cabos sueltos que esperaban ser atados mediante la continuidad que, a la final, no se produjo. Serán los procedimientos de auditoría y las investigaciones técnicas de organismos especializados, quienes al final emitan pronunciamientos s que deberán ser respetados.
En definitiva, Cuenca y la provincia del Azuay continúan adelante. En la Municipalidad y en el Gobierno Provincial se aprecia trabajo y eso es saludable. El tiempo que les queda a sus administradores está para largo y seguramente vendrán días mejores para los cuencanos y azuayos en el futuro inmediato.