Por Alba Luz Mora
Vargas Llosa anhelaba descubrir a la opinión pública la personalidad latinoamericana de García Márquez, rica en espíritu como en propósitos literarios, a tal riqueza y profundidad que lo emulaba con el mismo Dios, pero algún tropezón inesperado los alejó definitivamente… |
Mario Vargas Llosa, escritor peruano que conocemos personalmente, y que ahora cuenta con 78 años de edad, escribió una de las más bellas biografías que hayamos leído en mucho tiempo: “Historia de un Deicidio”. Lo hizo, con el propósito de relievar la singular personalidad de su amigo íntimo: Gabriel García Márquez, colombiano que emulaba con él en el plano intelectual latinoamericano, de altos quilates, gran relator de la psicología particular sudamericana -en este caso colombiana- y lo mágico y generoso de su temperamento rico en manifestaciones y singularidades.
Volumen que nosotros lo adquirimos en 1973, en una de las librerías de Buenos Aires, y que a nuestro parecer logró su objetivo: darnos una opinión fidedigna respecto de su biografiado y las particularidades de su temperamento, profundo y alegre a la vez,. Referirnos las resonancias que sus primeros libros despertaron en los lectores y que incidieron definitivamente en el ambiente cultural de Sudamérica y Europa. Obra que no omite ningún pormenor de la infancia, juventud y madurez del colombiano y que obedecía y reafirmaba esa amistad estrecha de dos valores fulgurantes en Latinoamérica, en el caso de García Márquez sobre todo, con esa gran novela sobre Macondo, que a todos hizo soñar: “Cien Años de Soledad”.
Lo válido de esta publicación de Mario Vargas Llosa, de casi 300 páginas, –que curiosamente hoy omiten mencionarla los admiradores de García Márquez- es que jamás hemos leído algo tan bien logrado en cuanto a finalidad, desenvolvimiento y propósitos como “Historia de un Deicidio”.
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Quien lo abre y se introduce de pronto en el gran mundo de García Márquez –por medio de un lenguaje culto, a la vez natural y vivencial- descubre que sus primeros libros ya fulguraban en Latinoamérica, por su inteligencia, originalidad, sapiencia y conocimiento profundo del alma popular. Y que prometía los más grandes frutos en la literatura regional y hasta mundial.
“Historia de un Deicidio” es la reafirmación que hace un brillante intelectual sobre otro de similar valía, no sólo porque descubre la originalidad de la juventud de García Márquez y su madurez literaria, sino porque ya prometía mayor trascendencia. Que era poseedor de una capacidad de observación y memoria singulares y que sabía leer en el espíritu de la gente sencilla. Aptitud que le facilitaba discurrir mágicamente sobre la tarea de vivir, la relación con los hombres y las particularidades de los pueblos.
¿Qué era, por entonces, lo que anhelaba Mario Vargas Llosa? Con “Historia de un Deicidio”, descubrir a la opinión pública una personalidad latinoamericana tan rica en espíritu como en propósitos literarios, a tal riqueza y profundidad de conceptos que emulaba con el mismo Dios. Tan, a la vez auténtica como humana, que Vargas Llosa apreciaba y admiraba de verdad, y que prometía grandes alcances intelectuales en el futuro, no sólo regional, sino mundial...Característica tan natural y a la vez insondable, llena de resonancias, que no pudo haberse revelado mejor que en este libro sobre su amigo, a quien conoció, premonitoriamente, y de quien hoy guarda silencio –no por emulación o develado olvido- sino porque algún tropezón inesperado los alejó definitivamente.
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