¿Los más notables beneficios alcanzados?
Considero que la inclusión de Cuenca en la lista del Patrimonio Mundial logró subir a niveles superlativos nuestra autoestima y ello produjo y sigue produciendo cientos de semillas para seguir mejorando cotidianamente nuestra ciudad y nuestra concepción social, cultural, ambiental, económica de ella y su entorno.
¿De no haberse dado la declaratoria, cuál habría sido la diferencia?
Habría sido de alguna forma una especie de batalla perdida en lo internacional pero en lo local posiblemente una semilla para intensificar el estudio de lo nuestro y una mayor valoración de nuestras culturas. Posiblemente algunas iniciativas públicas y privadas se habrían detenido o diferido.
¿Se han cumplido las aspiraciones previstas?
Yo soy optimista y creo que hay muchos logros y también muchas tareas pendientes para mejorar nuestra Cuenca, el avance es positivo.
¿Se ha fallado en algo, en qué y de quién es la culpa?
Se ha abandonado el concepto inicial de mantener la vivienda en el centro de la ciudad e incluso incrementar su población. Se ha mercantilizado de tal manera los bienes patrimoniales y generado complejos procesos que han “expulsado” a las pocas familias que aún vivían en el centro histórico. Hemos dejado que la especulación y la codicia modifiquen las características sociales y ambientales de la ciudad Patrimonial.
La mayor falla es la falta de control del uso del suelo y las edificaciones del Centro Histórico. Los custodios del patrimonio son los responsables pero debemos asumir la culpa todos ya que el silencio es una forma de complicidad. No todo esta perdido, creo que hay que reorientar la política pública del uso del Centro Histórico.
¿El proyecto Tranvía, aportará en beneficio del tema patrimonial?
El proceso de construcción del tranvía en el centro histórico ha sido tan traumático que es difícil suponer, por ahora, que se podría convertir en un beneficio.
Los problemas de movilidad son tan grandes, que la gente podría finalmente aceptar esta agresión a sus calles y aceras como un “mal necesario” para solucionar los trancones y la cada vez más difícil y tortuosa travesía para llegar a la ciudad histórica.
Es lamentable y contradictorio que tras siete años y medio de “planificación” del proyecto tranvía y casi tres de construcción no se conozca aún ¿cómo se integrará con los restantes medios de transporte?, ¿cuántos viajes en vehículo particular dejarán de hacerse?, ¿cuánto costará cada viaje?, ¿se pagará un solo pasaje en buses y tranvía?, ¿cómo se logrará el transporte “multimodal”?, ¿quién lo administrará?, ¿quien pagará los daños y el lucro cesante de cientos de comerciantes afectados?, ¿Qué se hará en las vías arteriales en las que eliminaron carriles de circulación? y muchas preguntas más relacionadas con un futuro incierto y supuestamente, muy cercano.
Algunas obras públicas o privadas actuales podrían preverse como futuros elementos patrimoniales?
De hecho lo patrimonial no es solo lo antiguo. Hoy, ventajosamente, se ha ampliado el concepto patrimonial a los intangibles de nuestras culturas. Ello hará posible que obras que se hagan con calidad, creatividad y originalidad siempre podrían aspirar a ser incluidas en esa privilegiada lista mundial.
Antes de incluir nuevas obras, deberían incluirse patrimonios históricos no valorados suficientemente como la hermosa ciudad de Zaruma y algunos vestigios de testimonios más humildes y únicos de la arquitectura y urbanismo vernáculos de muchas regiones del Ecuador.
¿Qué criterio sobre los proyectos Plaza San Francisco, Calle Santa Ana, museo Remigio Crespo, el mirador de Cristo Rey y algún otro sobre el que sería oportuno un comentario?
Es difícil comprender por qué luego de más de 12 años de haber diseñado un proyecto de mejoramiento de la plaza de San Francisco aún no se tenga fecha de inicio de esa obra y que el pretexto siga siendo “la falta de acuerdo sobre el diseño”. Peor que ello resulta la contradictoria decisión de no admitir un parqueo subterráneo en dicha plaza y sus calles aledañas mientras se ha permitido destruir o “adaptar” más de 80 casas patrimoniales, algunas con patio, traspatio y huerta, en aparcamientos privados. La apertura de la calle Santa Ana es un proyecto muy positivo y para no distorsionar su objetivo debe removerse esa edificación moderna que obstruye su ingreso desde la calle Padre Aguirre. El haber permitido la construcción de un edificio que obstaculiza la contemplación de la ciudad histórica y los hermosos paisajes del Sur, desde el mirador de Cristo Rey es un buen ejemplo de pusilanimidad.
Los ex alcaldes han exigido que la Municipalidad recupere la corona del poeta para el museo que lleva su nombre. ¿Cómo explica la ausencia de gestión de la Alcaldía para este propósito y para recuperar decenas de piezas también patrimoniales sustraídas?
Hay una constante evasiva para recuperar la corona del poeta Remigio Crespo, incluirla en los bienes patrimoniales de Cuenca y exhibirla en el propio museo que lleva el nombre del poeta.
Hay que terminar con esa ambigua actitud que habla de recuperar la corona pero no se atreve a exigir a los supuestos dueños que exhiban documentos que prueben la propiedad que ellos argumentan para proclamarse “dueños y custodios” de esa corona. La actitud se podría resumir en una decisión clara y directa. ¿O prueban documentadamente la propiedad de la corona o la devuelven inmediatamente a la ciudad, que cuenta además con el apoyo de los descendientes del poeta coronado.