A mí, el dinero sólo me interesa hasta cierto punto. (…)  Si yo supiera que, con el dinero, se puede comprar talento, sabiduría, belleza y felicidad, ( …)
 
Margarita Borja, periodista ecuatoriana
 
La pobreza no es solamente falta de billetes; se la lleva en el alma, en el corazón y en  la mente; y, de allí, hay que sacarla; sobre todo, con la educación… La educación general es la mejor forma de igualar y equilibrar a la sociedad. El socialismo radical y los populismos están cerca de ser, o  son en efecto, enfermedades sociales…La “apropiación revolucionaria” del dinero es una barbaridad ideológica
 
     Ya lo vio. Hay gente que no es crematofílica (amante de la plata). Pero la mayoría, por desgracia, si lo es… Y-- además y también por desgracia -- hay otra parte, menor, de gente que es crematofóbica (odiadora de la plata; aunque algunos de ellos -- como los socialistas envidiosos o corruptos -- sólo sean unos hipócritas: odian y quieren repartir, a los desfavorecidos, la plata ajena. La propia, es otra cosa; ni es mala, ni se distribuye.) Apenas una minoría racional, nada más, considera a la plata como lo que realmente es: un mero instrumento de cambio de mercaderías y servicios. Como doña Margarita, del epígrafe… Más o menos sabido.
     
      Pero, lo que estamos diciendo, puede tener, por un lado,  malas  y trascendentales consecuencias.  Veamos. De la crematofobia, sale aquel disparate de la priorización del capital por sobre el ser humano… Y, también, aquel otro-- aparentemente misericordioso -- de la opción preferencial por los pobres. (Como si todos estos -- por tal mero hecho -- fueran unos seres buenos e inmaculados; o los medianamente provistos y los ricos, -- por lo mismo -- unos tipos malos e indignos…)  Bueno… Cosas de gentes recargadas de ideología: marxistas, católicos de la liberación, algunos populistas de distintos pelajes… Y, en este punto, llega el Diablo y mete su rabo; en forma de maniqueísmo, de lucha de clases, de robos, de redistribuciones, de reivindicaciones, de la demagogia, de las dictaduras… Y, así, se inicia la gran pelea nuestra; la justicia social sesgada, la “revolución”; para decirlo en forma ruda y popular, la jodienda o el despelote multitudinarios. Y, de tal modo, directa o indirectamente, la América Latina resulta maltratada, agitada y perjudicada… Resultados: confusión, problemas irresueltos, atraso, subdesarrollo… Valgan las presentes palabras;  para entrar en este tema, en el cuál, la plata es la desmesurada superestrella.
 
      Y vamos, ahora, a contar una historia. Una historia de ambición, codicia y avaricia; y, también, de cinismo y locura. Adelante. En un lejano pueblo de la provincia patagónica de Santa Cruz, Argentina, vivía una pareja de abogados. (Se habían conocido -- cuando estudiaban su carrera -- en La Plata; la ciudad universitaria, capital de la provincia de Buenos Aires.) Cuando se produjo la última dictadura militar, ellos -- aprovechándose de ciertas inclementes disposiciones legales -- embargaron, y compraron barato, las casas de unos infelices endeudados, que habían caído en mora. Ése fue el comienzo de una gran fortuna. Luego, madurando sus ideas, Néstor -- que así se llamaba el abogado -- llegó un día a la conclusión de que, para subir en la política, había que tener dinero, mucho dinero. (El dinero es la gran palanca del poder; el dinero es la única lámpara maravillosa que existe; y, además, el dinero es sumamente atractivo, es sexy… Y, en tal momento, se explicó por qué,-- al mirar las cajas fuertes -- él solía llegar al éxtasis.) Corrió el tiempo. Otro día, -- usando ya el dinero mal habido --  el abogado llegó a ser gobernador de su provincia. (Una provincia enorme, para las dimensiones ecuatorianas; muy fría y escasamente poblada; digamos, con un número de habitantes apenas cercano al de la ciudad de Latacunga.) Un tercer día, él recibió  -- enviada por el gobierno nacional -- una buena suma de dólares: 1,7 millones. (Las regalías petroleras que correspondían a la provincia.) No los ingresó en una cuenta pública; se las arregló para enviarlos a Suiza, a una cuenta secreta suya. Unos años después, -- Crisis Argentina del 2001 y trabajo sucio de Eduardo Duhalde por medio -- Néstor llegó a la presidencia de sus país. Su administración -- la suya propia y, después, la de su esposa -- se llamó el Kirchnerismo; el peor gobierno que ha tenido el país austral en una muy desgraciada y decadente centuria. Al presente, bastantes personeros del tal comparecen ante la justicia. Cargos: asociación para delinquir, corrupción propia y ajena permitida, delitos varios, abusos e irresponsabilidad pública por doquier…
 
      Con el dinero y el personal, -- amigos, testaferros, espías, empleados -- el núcleo duro de una organización había sido creado. Se tenía, pues, luego, que colocar, los anillos de la periferia: los apoyos.  Y había, también, que imaginar un creíble cuento justificatorio; el cuento de la patria; aquel que, en el mejor de los casos, pudiera superar hasta a la misma y patente realidad… (Relato nacional y popular, Nac & Pop; para no decir nacional socialista que -- siendo exacto --  resulta políticamente muy incorrecto.) Las dos cosas se hicieron. ¿Quiénes las hicieron?  Un variopinto rejunte de individuos: los utópicos y frustrados setentistas; las vengativas damas de los Derechos Humanos parcializados; los intelectuales zurdos; los periodistas militantes; los artistas comprados; los peronistas elásticos, obsecuentes, mañosos y  reclutables para cualquier clase de campaña; e, incluso, los piqueteros violentos y los barrabravas del fútbol. Última tarea del plan: determinar la estrategia y las tácticas. Estrategia: Mantenerse en el poder en forma indefinida, la dictadura perpetua. Tácticas: Retórica demagógica, propaganda intensiva; doblegamiento del Congreso, la Justicia y los controles públicos; búsqueda de satanaces; mucho dinero para los compinches de importancia; pequeños beneficios para los pobres clientes… ¡Ya está! Manos a la obra.
 
        Pero no hay en la Tierra un plan perfecto. Y, ciertamente, la realidad suele superar a todas las previsiones. Y el poder fatiga, el poder corrompe… La gente se cansa hasta de lo bueno. Hay personas que reflexionan y comunican. Por lo tanto: Los problemas de la Argentina se sintetizan con la palabra decadencia. Hay que pararla. No se debe exagerar la importancia del reparto de la riqueza ya obtenida; hay --  y es lo principal -- que seguirla creando y manteniendo. Obvio, pero importante: los países ricos pueden empobrecerse (Venezuela, Cuba, Argentina…); y los pobres, enriquecerse (Singapur, la India…) La pobreza no es solamente falta de billetes; se la lleva en el alma, en el corazón y en  la mente; y, de allí, hay que sacarla; sobre todo, con la educación… La educación general es la mejor forma de igualar y equilibrar a la sociedad. El socialismo radical y los populismos están cerca de ser, o  son en efecto, enfermedades sociales…La “apropiación revolucionaria” del dinero es una barbaridad ideológica. La tolerancia es la más importante virtud cívica. Las autoridades deben ser corteses y consideradas… (La buena educación es anterior a la ideología; es algo del ser humano básico…) Quien siembra el odio es un antisocial, un antihumano… El odio destruye a las sociedades y a las naciones. Ciertos satanaces parecen apenas unos espantapájaros; no asustan, no son creíbles. (Los productores agropecuarios, la prensa independiente…)
 
      Los confabulados no habían visto estos “pequeños detalles”. Y, un día, la supuesta democracia populista se convierte en una real y soberana cleptocracia, el gobierno de Alí Babá; la última etapa de ese esperpento que algunos denominaron  el Socialismo del Siglo XXI. Y, poco después, la artificiosa construcción implosiona; y se amontonan, desordenadamente, sus piezas desarticuladas y rotas. (Nos acordamos de los Ceacescu, la pareja rumana; con toda su avaricia, su torcimiento y sus ocultaciones; y su trágico final…) El acabose. ¡Vamos...; a otra cosa! Y, nosotros, terminemos: Así, pasan, -- al igual que las glorias -- también, las numerosas vergüenzas y miserias de este ancho y pícaro mundo.
 
 

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