El camino emprendido en su breve y fulgurante vida es el de la transformación del idealista rebelde, en práctica de la lucha revolucionaria. Este camino fue marcado por intensas búsquedas, victorias y errores
Hace cincuenta años, en Bolivia, ocurrieron acontecimientos que atrajeron la atención del mundo entero. Se sucedían los últimos combates encarnizados de un puñado de guerrilleros comandados por el Che Guevara contra un ejército adiestrado en la lucha contrainsurgente en las escuelas del Pentágono. El final sobrevino el 8 de octubre de 1967 en la Quebrada del Yuro: casi todos los rebeldes murieron; herido el Che fue capturado y asesinado. Desde entonces sus enemigos han contribuido a su gloria póstuma, de manera profunda e incitante, en los pueblos pobres y sobrexplotados del mundo, particularmente en los de América Latina.
El tiempo transcurrido desde aquel fatídico suceso en el que el enemigo brutal lo asesinara, es un tiempo marcado no tanto por la ausencia como por la presencia suya: podrían ser llamados cincuenta años con el Che, combatiente internacionalista, comunista con raíz americana y horizonte de humanidad.
Para millones de latinoamericanos Ernesto “Che” Guevara es hoy un héroe vivo que participa en la lucha. Pero, además, la leyenda del Che, la del revolucionario que muere por la libertad de su pueblo, y se hace una figura legendaria por su heroicidad por la forma en que vivió, y sobre todo, por la forma en que murió, se pueden encontrar las más opuestas concepciones y más agudos conflictos no sólo ideológicos, sino también filosófico morales, y por eso a menudo se han tergiversado los rasgos auténticos de este revolucionario del siglo XX. Mientras tanto, la actividad y la hazaña de Ernesto Guevara no pueden comprenderse si no se conoce cómo se forman sus ideas y su carácter humano en las condiciones históricas concretas de la América Latina en un momento en que este Continente se había convertido en campo de violentos estallidos sociales, donde nacían y se verificaban en la práctica las nuevas formas de acción revolucionaria y la transición socialista de Cuba.
El camino emprendido en la breve y fulgurante vida de Ernesto Guevara es el de la transformación del idealista rebelde, en práctica de la lucha revolucionaria. Este camino fue marcado por intensas búsquedas, victorias y errores.
El Che Comandante, como lo llamaba Guillén sometió a una severa prueba su sueño del hombre nuevo que forma la revolución. En la fidelidad a la verdad, por amarga que fuera, se manifiesta su tono revolucionario, la firmeza de su carácter que se descubre magistral en su famoso Diario de Bolivia, comenzado en noviembre de 1966 e interrumpido dos días antes de su muerte. Hallado en la mochila de Guevara, el diario cayó en manos de los enemigos, pero cierto tiempo después sus fotocopias fueron enviados a Cuba. Allí el diario fue leído y editado, y posteriormente traducido a varios idiomas.
La energía creadora del Che prestaba mucha atención a la formación de la juventud, y como un maestro requería que los jóvenes estuvieran siempre a la vanguardia, en particular en todo lo relacionado con la formación de la conciencia revolucionaria, y sobre todo, en la pasión con que promovió y realizó personalmente el trabajo voluntario. Sus planteamientos y su práctica espartana sirvieron ciertamente de acicate a los obreros y técnicos que luchaban sin recursos contra el bloqueo económico, desarrollando iniciativas para sostener la producción. Pensaba en el trabajo como modo de vida, y no hacía distingos entre la cuota de sacrificio y heroísmo que debía dedicarse a la tarea diaria, y a la realizada fuera del horario normal.
A esta cualidad esencial de la personalidad del Che está ligado en gran medida, el papel que desempeñó en su vida la literatura. Fue un lector empedernido. Además, era para él campo de aplicación de sus propias fuerzas. Las obras del Che, en las cuales plasmó su experiencia humana y revolucionaria, en su momento ejercieron influencia en muchos escritores de la América Latina.
¿Qué ha pasado en estas cinco décadas para que la figura del Che se mantenga vigente muy a pesar que desde los años 60s no ha habido otras ideas y otras causas realmente trascendentes surgidas desde la izquierda latinoamericana?.