Un año de gestión constituye lapso referencial importante para identificar el camino que recorrerá en el resto del período el gobierno nacional: la cuarta parte del mandato que le entregó el pueblo, ha transcurrido ya. Desvincularse de la administración anterior –supuestamente de la misma línea política- ha sido un punto a su favor, tanto más que no ha encubierto las falencias o despropósitos en la conducción del país liderado por un gobernante obsesionado por el poder y ajeno al respeto a los procedimientos democráticos en la conducta de un estadista.
Pero esa ruptura con el predecesor no es del todo cierta: en ministerios y cargos del ejecutivo en todo el país, un año después siguen ciudadanos y ciudadanas nombrados en la pasada administración. ¿Podrá el Presidente Moreno contar con su total confianza? ¿No serán muchos de ellos y ellas personas que añoran el pasado reciente y estarían a la espera de recuperarlo?
En un año no se ha clarificado el camino definitivo que seguirá en los próximos tres años al gobierno que escogió el pueblo. Más aún, se han producido posiciones políticas en las que, en el campo legislativo, han coincidido los bandos opuestos como supuestamente son Alianza Pais y Revolución Ciudadana, en una mescolanza, confusión o deliberado propósito de defender intereses comunes vinculados al anterior y al actual gobernante. En fin… el tiempo lo dirá, pero un año ya es suficiente para un esclarecimiento.