Elia Liut –el intrépido piloto italiano que sobrevoló por primera vez los Andes y aterrizó en Cuenca hace 98 años- , es personaje del que poco a poco se conocen más datos de su vida. Fernando Liut Narváez, explora empeñosamente las huellas de su tío abuelo

El 27 de octubre pasado fueron 98 años de la creación de las Escuelas de Aviación de Guayaquil y Quito, surgidas luego de que el 9 de agosto de 1920 el Presidente José Luis Tamayo y su esposa, Esther Concha Torres, sobrevolaron Quito a bordo del Telégrafo I, piloteado por Liut. El mandatario se entusiasmó con la experiencia y consiguió del Congreso el decreto de creación de las escuelas.

Por entonces Cuenca preparaba la celebración del centenario de su independencia y la aventura del primer avión aterrizando en la ciudad era el número de más expectación por la gesta conmemorativa. El 4 de noviembre de ese año, la ciudad entera se trasladó al campo de aviación improvisado para presenciar el espectáculo histórico sin precedentes.

Liut, nacido en Fiume Véneto, cerca de Venecia, el 6 de marzo de 1894, fue el segundo de cuatro hermanos y cuatro hermanas de los esposos Felice Liut y Teresa Giusti. Por entonces Italia vivía una época de graves depresiones económicas y Elia con su hermano Piero en 1904 se hallan en Argentina, niños de 10 y 8 años, en busca de alguna forma de ganar la vida. Es de presumir que en el país latinoamericano tenían familiares.

La casa de la familia del piloto Elia Liut, en Fiume Véneto, Italia, donde se exhibe una placa en homenaje a su heroica memoria.

En 1911 Liut padre consigue una ocupación en la Sociedad Eléctrica Trevigliana, de su pueblo natal, trabajo al que se incorporan sus hijos. En 1914, cuando estalla la Guerra Mundial, Elia se presentó como aspirante al Primer Regimiento de Infantería y luego de intensos entrenamientos pidió pase a la escuedra aérea, donde obtuvo su carné de aviador en 1915 piloteando un aparato Bierlot que despegó del campo de Pisa. 

La carrera aeronáutica quedó incorporada a la vida de Elia Liut, cuando obtuvo una medalla de oro en pruebas organizadas por la Pirelli Secólo Ilustrate. En adelante estuvo al mando de toda clase de aviones en el Ejército Real de Italia y fue asignado al Campo de Aviación de Furbara, en Roma, como instructor de vuelos de acrobacia. Por entonces conquistó una medalla de plata al pilotear el biplano MVT, primer avión de combate construido en Italia con planchas metálicas y planos preparados por el ingeniero Alesandro Marchetti, Director Técnico del Departamento de Aviación de la Sociedad Vichers-Tyerni. El 9 de diciembre de 1918 Liut batió el récord mundial de velocidad media que tenía el francés Prévost desde 1913, alcanzando una velocidad de 260, 869 kilómetros por hora, 57,396 más que el récord que por él abatido.

En 1920 el Ministro Plenipotenciario del Ecuaador en Italia, Miguel Valverde Letamendi, al conocer las hazañas acrobáticas de Elia Liut y sus méritos celebrados en la guerra mundial, incia conversaciones para gestionr su viaje al Ecuador, con miras a la creación de las escuelas de aviación adscritas a las fuerzas armadas. El 26 de julio de 1920 Liut llega a Guayaquil acompañado por el piloto Ferruccio Guiccardy y el mecánico Geovanni Fedelli. Partieron de Génova, en el vapor Bologna, que traía el bimotor de propiedad de Liut.

Fue entonces cuando el propietario del diario El Telégrafo, de Gayaquil, José Abel Castillo, adquirió el aparato al que le impuso el nombre del diario y cuyo objetivo era establecer el correo aéreo en el Ecuador y transportar los ejemplares del periódico a las principales ciudades. 

Lo que vino después es conocido, empezando por la hazaña del aterrizaje en Cuenca el 4 de noviembre de 1920, como número espectacular conmemorativo. Desafió la altura de los Andes, trayendo más de 500 tarjetas conmemorativas del centenario de la independencia de Guayaquil, así como la primera valija de correos aéreos y los ejemplares del diario El Telégrafo de ese mismo día: algo espectacular y asombroso, casi increíble.

El piloto en el campo de aviación improvisado en un terreno al sur de Cuenca, el 4 de noviembre de 1820.

Liut contrajo matrimonio el 25 de octubre de 1922 en Quito con Carmela Angulo Tobar, quien había enviudado poco antes de Pedro Freile Donoso, con quien tuvo cuatro hijos, todos los cuales fueron a Italia en el viaje de luna de miel de su madre. La señora era seis años mayor a Elia.

Entre 1928 y 1930 los hermanos del piloto Virginio, Giusseppi, Piero y Rosina se radicaron en Quito, de donde se dispersaron por Ibarra y Huigra durante varios años. Piero se quedó definitivamente en Huigra, donde adquirió la hacienda Ninfa, mientras los demás hermanos retornaron a Italia. Elia vivió varios años en la hacienda de su hermano, dedicado a cultivar tomates, pero en 1948 se trasladó a Ibarra, con la pretensión de instalar una fábrica de salsa y pasta de tomate, sin lograr éxito en su empresa. Ya no era el héroe de las hazañas aeronáuticas, había engordado y no disfrutaba de comodidades. A comienzos de 1952 sufrió un infarto y falleció súbitamente, cundo tenía 58 años. 

La viuda de Elia Liut, en carta de 20 de mayo de 1952, dirigida a Roberto Crespo Ordóñez, le encomienda donar al museo Remigio Crespo Toral, de la ciudad de Cuenca, las medallas y preseas que su esposo había recibido en homenaje a sus méritos. Entre las ditinciones destaca la Cruz de Guerra otorgada por Víctor Manuel III, de Italia, durante la primera guerra mundial, en reconocimiento a sus hazañas.

El Telégrafo I  se encuantra actualmente en el Museo de la Fuerza Aérea Ecuatoriana. El 4 de noviembre de 2020 –faltan dos años- se cumplirá el centenario del aterrizaje de Liut con ese avión en Cuenca, hazaña para cuya celebración ya deberían empezar los preparativos, pues formarán parte también del segundo centenario de la Independencia de Cuenca.

Suscríbase

Suscríbase y reciba nuestras ediciones impresas en su oficina o domicilio llamando al 0984559424

Publicidad

Promocione su empresa en nuestras ediciones impresas llamando al 0999296233