MIRADOR LATINOAMERICANO

Montevideo, flor de ciudades; ciudad de flores.
Rubén Darío

 Es la democracia más perfeccionada de América Latina, Suiza de América… El país más seguro. Y tiene la población mejor educada de la región. Además, la sociedad más pareja e igualitaria. Y a Montevideo se le considera la mejor ciudad latinoamericana para vivir

     La jactancia personal es siempre mal vista. En cambio, la jactancia colectiva parece que se perdona; o, hasta, se estimula. Ejemplos: Como México, no hay dos. Ecuador, lo mejor. De Madrid, al Cielo; y, en el Cielo, un huequito, para seguir viendo a Madrid… En general, no tomamos en serio semejantes afirmaciones, Y hacemos bien. Así, podemos dejarlas pasar sin consecuencias y con una cierta sonrisa, Nuestro título de hoy se ubica – como puede apreciarse -- en esta línea de conjeturas sobradoras. Bueno…  Hablemos, pues, del Uruguay; un austral país, del continente más austral. Tiene algunas llamativas singularidades. Adelante, para verlas.

      A muchos ecuatorianos, el nombre Uruguay les lleva, casi de inmediato, al fútbol. En el pasado, nosotros nos incluíamos. Y, así, recordamos una seguidilla verbal de nuestra lejana juventud: Uruguay, Spencer, Peñarol, campeonato mundial interclubes. Los hinchas ecuatorianos estaban orgullosos de haber contribuido con una piedrecita – no sólo un granito de arena – a la hazañosa fama del fútbol oriental.  Y -- aún antes de eso y sin nada que ver con nosotros -- nos acordamos de Maracaná, (Escuchábamos las defectuosas trasmisiones radiales, pegados a los grandes receptores alemanes de aquel entonces.) La narración inolvidable: Brasil tiene ya, prácticamente, el título en el bolsillo… Faltan escasos minutos para que finalice el partido. Uruguay con el esférico. Avanza Gighia. Se coloca, dispara. ¡Gol!   ¡¡¡Golazo uruguayo!!!  ¡De pronto, todo se dio vuelta…!  Increíble… Brasil ya no tiene tiempo para descontar.  Pitazo final del árbitro. ¡¡¡Uruguay, campeón mundial!!!  / El Maracanazo de 1950. / Luto deportivo en Brasil. Una docena de hinchas cariocas se infartaron, Luego, fue pasando el tiempo; cual todo pasa. Y los ecuatorianos avanzamos de la admiración a la competencia. Y, hoy día, nuestro seleccionado ya le pudo sacar al uruguayo del Sub20 de Polonia… Un poco más.  Para algunos otros nacionales, – los más memoriosos o los más conocedores – el Uruguay tiene que ver con nuestra modernización arquitectónica y urbanística del siglo XX.  (Guillermo Jones Odriozola y Gilberto Gatto Sobral; los edificios cúbicos, al estilo de la Escuela de Brasilia, y los planes reguladores…)   Y, ahora, a otra cosa; vayamos a la geografía.

      Hace unos días, nos sorprendió este dato: Montevideo es la capital más sureña de América Latina. A ver, a ver… ¿El periodista, de EL PAÍS, de España, no estará equivocado?  Verifiquémoslo.  Al mapa. No, señor; está en lo correcto, por un casi…  Ciertamente, Montevideo – con unos segundos, apenas – tiene una latitud mayor a Buenos Aires. No lo parece, pero así es. Y cuidémonos de las suposiciones.  (La suposición es la madrina de todos los errores.) Y, ahora, doblemos un poquito hacia la geopólitica. Algo curioso: Entre Galápagos y Montevideo, se extiende la diagonal sudamericana de la amortiguación. ¿Qué es esto?  Significa que Ecuador, Bolivia, Paraguay y Uruguay disminuyen, aquí, la conflictividad que, normalmente, se produce entre estados grandes; a los que separan unos pequeños, los amortiguadores. (Ecuador, a Perú y Colombia; Bolivia, Paraguay y Uruguay, a la Argentina y el Brasil. ¿Buena, mala o triste función internacional?  Usted dirá.)  Curiosidades adicionales: Uruguay no tiene montañas; no tiene ni una sola gota de petróleo; es el único país latinoamericano situado, por completo, en la Zona Templada del mundo; es la cuna del tango (La Cumparsita, de Gerardo Matos Rodríguez, y, -- se dice, también -- que Carlos Gardel nació en Tacuarembó); es la tierra de Luis Almagro, el actual y bizarro secretario de la decadente OEA, y del inefable y polémico Pepe Mujica… (Uno de los muy pocos socialistas honrados, que van quedando en nuestra región.) Ha hecho experimentos sociales y políticos. Fue el primer país latinoamericano que pretendió eliminar el ejército,,,  Probó con las juntas presidenciales de cuatro miembros, con función anual de cada uno.  (Para disminuir las obligaciones de los dirigentes y extender su participación…)

       Y, por cierto, Uruguay tiene lo suyo. Es la democracia más perfeccionada de América Latina. (La Suiza de América…)  Es, también, el país más seguro. (A propósito, nos preguntamos: ¿Por qué, entonces, los taxis de Montevideo tienen la cabina dividida por una mampara de hierro? Sólo pueden llevar tres pasajeros.  Ni   en la Argentina se ha llegado a eso…) Y el país tiene la población mejor educada de la región. Y, además, la sociedad más pareja e igualitaria. Y a Montevideo se le considera la mejor ciudad latinoamericana para vivir, (Número dieciseis en el escalafón global.)  Única desventaja: el invierno antártico, frío y húmedo, de la ciudad. Punta del Este es el balneario más distinguido de nuestra gran región; y el símbolo de la gran importancia que el turismo tiene en la economía del país.   Y Uruguay es, en lo natural, fácil y benigno: relieve ondulado, excelentes campos de cultivo y pastoreo; un clima entre subtropical y templado oceánico.   Y tiene una cultura superior; poetas, novelistas, pensadores, periodistas, (Onetti, Galeano, Benedetti, de Viana, Sanguinetti; entre otros varios y significativos.) Y, por último, tiene una ciudad del patrimonio mundial: Colonia del Sacramento. (Aunque, -- ya sabemos – tal distinción se ha devaluado mucho, con la prodigalidad populista de la UNESCO.)

        A terminar. Cada país tiene también lo suyo, por supuesto. Y, de quererlo, todos pueden alardear de algo. Si no fuera por la pobreza, -- se dice -- Paraguay sería un paraíso…  La Argentina – aparte de otros varios atributos – es, en lo natural, el país más espectacular del mundo. Chile tiene una “loca” y maravillosa geografía. Y el Ecuador, unos contrastes extremados y excepcionales. Pero, en conclusión, y ciertamente, el Uruguay nos muestra que un país pequeño puede ser bueno, hermoso, destacado y valioso. Y que puede significar, también, en realidad, mucho más que lo que indican su tamaño territorial, su pequeña población y sus recursos.

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