¿Unidad en la diversidad de criterios? Seguramente bastante complejo, pero la hora que vive el país, convoca, requiere e impone la necesidad de al menos intentarlo. ¿Quien se suma…?
La necesidad urgente de construir la llamada unidad del progresismo se basa en la realidad de la coyuntura política que vive el país. Varias son las razones, veamos: 1) El gobierno -cuya responsabilidad será juzgada por la ciudadanía que de manera mayoritaria rechaza su accionar- no ha logrado conducir y administrar con eficiencia el país, lo que nos ha llevado a un estado de postración económica, social y hasta de autoestima. 2) Por otro lado, el “lawfare” en la política (guerra jurídica o judicial, en español) es la herramienta que de manera indebida se usa en los procedimientos legales contra opositores políticos para hacer parecer que todo el procedimiento es legal. Esta práctica, está destrozando la vida de muchas personas que sin pruebas han sido atacadas y hasta juzgadas como corruptas en las actuales circunstancias. 3) Tenemos también, la arremetida de la derecha en América Latina, que busca recuperar el espacio perdido a finales de la década de los noventa e inicios de los dos mil, con el triunfo de varios gobiernos progresistas. La consigna: terminar todo lo que huela a izquierda, obviamente con el apoyo del gobierno norteamericano que, siguiendo la “tradición” de sus recetas fantásticas para aniquilar los sueños de justicia e igualdad de nuestros pueblos, de manera elegante por decir lo menos, ha introducido las garras del águila dentro de las entrañas de la América morena.
Sumado a estos tres aspectos, tenemos a ciertos medios de comunicación que, de manera grotesca, alimentan nuestro inconsciente todos los días por sus diferentes medios: televisión, radio y prensa, con una sola consigna: silenciar y hacerse de la vista gorda de todos los errores del gobierno, además de imponer una agenda mediática de que todo lo que es correísmo o izquierda, es corrupto o al menos existen fuertes presunciones sobre aquello. Súmele usted querido lector a todo esto, las famosas redes sociales, que en muchos casos se han convertido en la cloaca de insultos y calumnias de un “todos contra todos”, manejando la comodidad de escribir desde un celular, tableta o computador con total cobardía (sobre todo los llamados “trolls”) y sin la valentía del debate frontal.
Si estas circunstancias siguen marcando la cancha política en los próximos años, no solo que el país seguirá de tumbo en tumbo y retornaremos a la década de los 90`s cuando los presidentes eran tan desechables como el plástico de un solo uso. Los jóvenes llamados “millennials”, seguramente, no recuerdan lo que pasó en esas épocas. Lamentablemente, como decía Napoléon, aquel que no conoce la historia, esta condenado a repetirla.
La corrupción no de debe ni se puede tolerar, sin embargo, para que haya justicia y no exista impunidad de antes, de ahora y de mañana, no debe existir persecución y mucho menos usar la ley de manera indebida y violentando derechos constitucionales que causen rencores, odios y hasta venganzas. No. No lo podemos permitir, pues esas prácticas no sirvieron, no sirven y nunca servirán. Quienes hayan cometido actos indebidos y reñidos con la ley, que asuman su responsabilidad, pero no por ello vamos a poner a todos en una sola bolsa y generalizar.
Todo este ambiente adverso, no puede seguir así. Debemos levantar la cabeza. Debemos mirar hacia adelante. Debemos romper la desmotivación y la apatía sobre todo lo que está sucediendo. Un espacio, frente, polo, bloque o como quieran llamarlo de unidad del progresismo, desde el centro a la izquierda se hace imperioso, donde todos los partidos, colectivos, movimientos, organizaciones, empresarios progresistas y demás sectores de la sociedad se unan en una sola causa, enrumbar al país por la senda de la equidad, la justicia social y la igualdad. .