En la plaza de San Francisco, centro de Cuenca.
Elson Rezende de Mello dirigió en los años 80 del siglo pasado la especialidad de Comunicación Social de la Universidad. Sus ex alumnos le ofrecieron un homenaje impregnado de afectos y recuerdos, al percatarse de que estaba de visita en Ecuador
El primer atractivo de la ciudad, el tranvía. |
Elson aterrizó en Cuenca la tarde del 8 de agosto y al dejar el aeropuerto subió de inmediato al primer tranvía en la estación de la avenida España, para recorrer el trayecto, de ida y vuelta, y ver los cambios de la ciudad que conoció en 1981.
Más de cuarenta años pasaron desde esa vez que llegó a la ciudad extraña, sin conocido alguno, acompañando a Aracely, la esposa nombrada psicóloga en la zona militar, mientras él buscaría ocupación con el título de periodista traído de su país. “Cómo ha crecido Cuenca y se ha modernizado, está linda y limpia”, dijo al mirar por el ventanal panorámico el paisaje de la avenida Américas y el retorno por el centro histórico que, resplandeciente de sol, parecía deslumbrarlo.
Es la segunda patria, pues en 1982 fue contratado por la Universidad de Cuenca para dirigir la novel especialidad de periodismo adscrita a la facultad de Filosofía. Desde entonces, Cuenca sería el epicentro de sus inquietudes docentes y periodísticas. Sobre todo, el lugar de relaciones perdurables, donde nació Aniña, la hija ahora de 34 años, lugar que revuelve recuerdos refinados al hechizo del tiempo, o conmovidos por la ausencia de la compañera, hace poco fallecida.
Con Catalina Ordóñez, Eugenio Lloret, Eulalia Tamayo, Elson Rezende, Susana Ávila, María Augusta Blandín, Blanca Pesántez, Dory Merchán, Agustín Guillén, Laura Peralta y Vinicio Jiménez, ex alumnos
Esta vez ya no fue un extraño en Cuenca, pues los ex alumnos le rindieron un homenaje impregnado de afecto en el restaurante Rancho Chileno, cita de evocaciones y congratulaciones para el maestro de los entonces jóvenes, ahora periodistas jubilados o en postrimerías del ejercicio profesional. Elson los reconoció a todos, a primera vista.
Las velas del cumpleaños resisten al soplo para ser apagadas. |
La gran sorpresa fue que luego de la cena apareció una torta con velas encendidas, para que el profesor las apagara en simbólica celebración de los setenta y un años que él tenía en secreto luto por Aracely, la esposa fallecida en diciembre pasado. El afecto y la gratitud superan todos los límites y desbordaron aplausos al son tradicional del cumpleaños feliz… Luego su ex alumno Vinicio Jiménez le entregó una caricatura del profesor, que la había hecho para celebrar la ocasión.
Elson Rezende de Mello es personaje conocido además de en medios periodísticos, en el ambiente cultural de Cuenca y del Ecuador. Cuando en 1990 se radicó en Quito –donde nació Paulo Antonio, el segundo hijo- estuvo vinculado a editorial El Conejo y desarrolló su preferencia profesional como editor y además ilustrador con caricaturas e historietas sobre temas de actualidad, publicados en suplementos del diario El Telégrafo.
Antes, de 1983 a 1987, estuvo en AVANCE, con textos periodísticos, caricaturas e ilustraciones. Inclusive hizo el suplemento infantil AVANCITO, con historietas apropiadas para las vacaciones estudiantiles. Su vinculación con este medio continúa desde Brasil, con aportes periodísticos y trabajos gráficos de técnicas modernas, en las que se ha especializado con dedicación intensa que le ha llevado a medios de su país, como la semanal revista SERÁ? , de Vicosa, Minas Gerais, donde reside desde 2003 y publica trabajos de su creación.
El Elson de 1984 y el de 2022.
Durante una semana en Cuenca en agosto, Elson se perdió por las calles, para recorrerlas y recordarlas, como para remontarse por barrios nuevos y ver cuánto ha cambiado y crecido la ciudad casi conventual de hace cuatro décadas, ahora metrópoli moderna, con nuevas generaciones de gente cuyas inquietudes y costumbres se concilian con el desarrollo global contemporáneo.
Suplemento infantil creado por Elson, circulaba con AVANCE, en los años 80
“La ciudad que más me agrada del Ecuador es Cuenca, mi segunda patria”, comenta con inconfundible portuñol del habla, luego de pasear por sus calles, sus parques urbanos y periféricos más allá de los cuatro ríos tutelares. También ha ido por los parajes del Valle de Yunguilla, donde le gustaría vivir la edad apacible que viene aclarando más y más de canas la cabeza, barbas y bigote, desde que se jubiló en 2018.
Vinculado a proyectos editoriales de gente de cultura de Cuenca –Ramiro Aguilar Orejuela, Jorge Dávila Vázquez, Johnny Jara- espera volver a fines de año, quizá con Aniña y Paúl Antonio, siempre inquietos por la vida y andanzas del progenitor animado de entusiasmos periodísticos vitalicios (RTE).
Sus habilidades culinarias para hacer las típicas empanadas de viento. | En lo alto de la montaña San Alfonso, parroquia La Asunción, Azuay. |