En las redes sociales escenas de horror y desprecio por la vida están casi a toda hora, atmósfera ideal para que la gente empiece a reclamar que necesitamos replicar conductas de gobernantes extranjeros, Nayib Bukele aparece como el estadista ideal, que ha provocado grandes cambios en su país…

El mundo, con diferente intensidad en épocas y regiones, siente la necesidad de grandes cambios en el derecho, porque se presentan situaciones que van desbordando lo tolerable, las instituciones jurídicas ya no responden a una realidad que les supera, se vulneran los derechos más preciados que tenemos todos, derecho a la vida, a la integridad, la salud, el trabajo; el ciudadano se siente desamparado, deja de creer en la institucionalidad, se abren caminos y aspiraciones donde todo puede pasar, se empieza a forjar y alentar un escenario donde la previsibilidad desaparece, las reformas que se exigen, pasan por desterrar conductas a costa de cualquier precio.

Los derechos tienen una edad, surgen de acuerdo a las condiciones sociales e ideológicas que permiten el avance de reivindicaciones, este progreso ha sido lento a través de la historia, ha costado muchas vidas humanas, son el resultado de grandes luchas sociales y políticas, escenarios de debate y enfrentamiento con el poder que no le interesa atender determinados reclamos que persiguen terminar con situaciones que provocan resultados injustos, sin una racionalidad que justifique determinado accionar. Los retrocesos en los derechos por el contrario son rápidos, violentos, cargados de todo un aparataje que justifica todo, defienden que la situación de protección de ayer, hoy ha traído desventajas, son aprovechadas para causar el mal, ya no responden a lo que creíamos, desaparecieron las razones que impulsaron su cambio y vigencia.

Nuestro país enfrenta escenarios difíciles que nunca los hemos vivido con tanta intensidad, la zozobra y el miedo calan en nuestra vida, nos obliga a cambiar de planes en forma permanente, en las redes sociales escenas de horror y desprecio por la vida están casi a toda hora, atmósfera ideal para que la gente empiece a reclamar que necesitamos replicar conductas de gobernantes extranjeros, Nayib Bukele aparece como el estadista ideal, que ha provocado grandes cambios en su país, El Salvador.

Antes de ser Presidente, ganó por estrecho margen la alcaldía de San Salvador, los estudiosos de este fenómeno destacan que llevó a cabo ambiciosos y atractivos proyectos de rescate y mejora de los espacios públicos; iniciativas de inclusión social en las zonas pobres, abordó el problema de los vendedores ambulantes, presentó obras en los espacios públicos, a través de un aparataje comunicacional, aprovechó el potencial de resonancia de todas sus acciones y aciertos en las redes sociales donde ha publicitado su gestión. A la par, como la otra cara de la moneda, destacan que hubo proyectos que aparte de no cumplir los objetivos planteados, fueron cuestionados por el manejo turbio que daba ventaja, antes que al interés general, a los particulares.

Ya en la Presidencia de la República, destacan los investigadores, que desenmascaró actos de corrupción de los gobiernos anteriores; sus órdenes difundidas a través de su cuenta personal de Twitter fueron populares; propuso un oneroso plan de seguridad, con disminución de indicadores de criminalidad que le ha permitido a nivel nacional e internacional posesionarse como un gobernante de mano dura, y cuando no encontró apoyo en el legislativo, convocó a sus simpatizantes al palacio legislativo para obtener el financiamiento del plan de seguridad o destituir a la mayoría opositora en el congreso invocando el derecho popular a la insurrección.

Propuso un régimen de excepción, los primeros resultados fueron la disminución drástica en la tasa de asesinatos, a la par, la tasa de encarcelamiento pasó a ser una de las más altas del mundo. Amnistía Internacional afirma que se ha desmantelado la independencia judicial, hay actos de tortura, numerosas detenciones calificadas como arbitrarias, han violentado las garantías del debido proceso; y, personas han muerto bajo la custodia del Estado. ¿La única manera de mejorar la seguridad pública es a costa de la violación masiva de los derechos humanos?. La historia tiene lecciones, los tribunales internacionales se han pronunciado, hay que procurar ser objetivos con los relatos, no todo es como la gente percibe y reclama¸ el Estado debe garantizar investigaciones sólidas, el debido proceso en todos los casos y juicios justos, cuando nos afecte, ya pasó con otros, será tarde.

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