La primitiva vivienda rural dio paso para la instalación del moderno edificio que es un museo que refleja la vida y la obra del personaje
La casa El Camino de la Luz sustituyó a la vivienda rústica de los Nivelo Guaraca, donde había nacido setenta y seis años atrás Fidel, en el caserío azuayo Mayuntur, cerca de Gualaceo
El 3 de marzo de 2023, en la inauguración del local sobre la colina del predio campesino de sus antepasados, el personaje evocó su infancia, cuando madrugaba para ir por cuatro kilómetros de chaquiñanes a una escuela de tres grados, en la cabecera parroquial de Nallig.
Médicos del país, autoridades de Gualaceo, compañeros de aulas y amigos estuvieron en la ceremonia que fue un homenaje al doctor Fidel Antonio Nivelo Guaraca, uno de los cirujanos oftalmólogos de mayor renombre del Ecuador, que desafiando precariedades económicas cursó la primaria, la secundaria y la educación superior, con honores y reconocimientos.
El doctor Nivelo y su esposa Margot Chiriboga, con el ex-rector de la Universidad de Cuenca, Gustavo Vega, cortan la cinta inaugural |
Gustavo Vega Delgado, compañero en la facultad de Medicina de la Universidad de Cuenca, donde llegó al rectorado, destacó el recorrido académico del doctor Fidel y evocó su memoria impresionante para citar con precisión textos y páginas de los enormes tomos de los temidos libros de Anatomía y de otras especialidades antecesoras del milagro de la informática y las redes sociales donde hoy consta todo y más de lo que entonces eran asignaturas de estudio cotidiano.
El espectáculo vespertino daba una solemnidad telúrica a la ceremonia al fin de la tarde. En las montañas del frente, el resplandor rojizo del sol resaltaba sobre las sombras que envolvían al terruño donde se refrescaban memorias de décadas pasadas, cuando la maestra Teresa Orellana impresionada por la inteligencia prodigiosa del alumno, convenció a que los padres le hicieran terminar la primaria en Gualaceo y le matricularan luego en Cuenca en la secundaria, hasta hacerse bachiller del colegio Benigno Malo. Al fondo del paisaje se desdibujaban por encanto las casas del pueblo de Chordeleg al caer la noche, mientras las luces eléctricas parpadeaban mágicos fulgores.
La carrera universitaria fue el desafío para el joven dispuesto a quemarse las pestañas sobre los textos científicos. Las dificultades mayores no eran esos textos, sino su costo imposible, de no ser por el apoyo de maestros y autoridades de Gualaceo y Cuenca que asombradas por las aptitudes del aspirante a médico, le dieron apoyos hasta que en 1975 se titulara de Doctor en Medicina.
Luego vendría la carrera profesional exitosa del médico de los ojos, inspirado en experiencias personales, para cumplir la vocación que descubrió en la infancia: en un vericueto de los senderos rurales del lugar nativo se topó con un niño ciego que imploraba limosna a los transeúntes y él, camino a la escuela, no tuvo un céntimo para darle. Años después su padre encegueció varias semanas por un accidente en los ajetreos del campo y Fidel ratificó su decisión de hacerse médico de curar la vista. Se propuso, además, devolver en servicio humanitario cuanto había aprendido, fruto de espaldarazos generosos en sus estudios.
El profesional de la oftalmología en plena actividad
Se inició en un hospital público de Cuenca pero pronto emprendió su propio camino en su consultorio particular siempre atestado de clientes. En 1980 el doctor Nivelo ya era todo un experto en sanar la vista de sus pacientes y adquirió el primer equipo Eximer Lasser de Cuenca para medir con precisión y sanar los ojos extraviados. En cinco años pagó el millón de dólares que costaron los instrumentos de avanzada tecnología y luego sucedieron renovaciones y actualizaciones que prosiguen al presente. En 2003 estableció la Fundación Oftalmológica Humanitaria que lleva su nombre, a través de la cual brinda servicios especiales a personas pobres atendidas en sus laboratorios e instalaciones.
El doctor Nivelo Guaraca, próximo a completar medio siglo de ejercicio profesional, está integrado a organizaciones oftalmológicas internacionales y es invitado a contar sus conocimientos y experiencias en centros universitarios del mundo. En su consultorio en la clínica Santa Ana se exhiben diplomas, certificaciones y reconocimientos de autoridades e instituciones de Cuenca, del Ecuador y del extranjero.
En el interior del local, diplomas de reconocimiento al médico, por sus servicios. |
De la casita aldeana de la infancia, ahora el museo Camino de la Luz, queda el recuerdo infantil del doctor Nivelo y de sus vecinos. La edificación rodeada de jardines resplandecientes en la noche, es la antítesis de la vivienda familiar de su niñez y juventud con mecheros de luz a kerosene, cuando no había carretera, ni agua potable, ni teléfonos, ni más necesidades que con los años traerían cambios en la forma de vivir, de pensar y de ser gente del siglo XXI.
En los espacios de la casa, cuidadosamente instalados, están los primeros instrumentales oftalmológicos del doctor Nivelo. Las paredes son galerías con fotos de la trayectoria del personaje que aparece con gobernantes, autoridades de las funciones del Estado y del país, que recibieron sus servicios, posan junto a él o firmaron los diplomas con los que premiaron sus méritos personales, profesionales o científicos.
El médico se siente realizado en las tareas que planificó desde que tuvo oportunidad para cambiar la vida campesina con sacrificios de estudio que valieron la pena, y mirar ahora, desde la edad que empieza a llenarle de recuerdos, los rumbos insospechados de su vida. La esposa, Margot Chiriboga y sus hijas son parte del equipo consolidado para continuar con orgullo los pasos del hombre que desde la aldea de Mayuntur ha sido capaz de recorrer un mundo cada vez más ancho y menos ajeno.