Fundador de centros culturales, religiosos y educativos, empinado a la cúspide del prestigio, César Augusto Nicolás Gerardo Cordero Moscoso falleció el 4 de febrero y fue a la tumba sin honores, pues los perdió cuando el secreto a voces sobre su pedofilia se hizo público y luego la Iglesia le retiró el sacerdocio
Nacido el 7 de junio de 1927, dedicó su vida a la educación en todos los niveles, levantó edificios para instrucción preescolar, escolar, educación media y universitaria. La Universidad Católica de Cuenca fue su mayor obra, fundada en 1970, dotada de un campus que destaca al norte de la ciudad de Cuenca y tiene extensiones en varias ciudades del austro ecuatoriano. Cordero fue su rector hasta 2013, cuando una situación de salud le obligó a recluirse en el hospital universitario también fundado por su iniciativa. La televisora Telecuenca y la emisora Ondas Cañaris fueron parte de la comunidad universitaria.
Monumento al padre Cordero que se levantaba e la entrada al campus universitario |
Su desgracia empezó por la condecoración con la presea Santa Ana de los Ríos de Cuenca, destinada “a la persona que haya prestado trascendentales servicios a la ciudad o hubiere ofrecido importante colaboración a la Municipalidad”, prevista entregarle el 12 de abril de 2018, en la solemne sesión de cabildo por el aniversario de fundación de Cuenca, en reconocimiento a su fecunda obra cultural.
A tres días para el homenaje, María Palacios Barrera denunció al alcalde Marcelo Cabrera que su hermano Jorge, de niño, fue abusado sexualmente por el sacerdote y consideraba que “otorgarle un premio a una persona que ha tenido una denuncia como la que adjunto, a más de constituirse en una actitud antiética, desencadena en afectación directa hacia todas las personas que fuimos afectadas por este personaje”. Denunciaba, además, que el caso conoció la Fiscalía pero no había cumplido investigación alguna.
Vino entonces el escándalo por los medios de comunicación del país y a última hora la Municipalidad decidió suspender la condecoración. Al caso se sumaron otros y la jerarquía eclesiástica no pudo silenciarlos. Una comisión del Vaticano llegó a Cuenca para entrevistarse con el acusado y con las víctimas. El 22 de mayo la delegación presidida por el presbítero Jaime Ortiz de Lazcano Piquer fue a recibirle su testimonio en el hospital universitario, donde el acusado negó todo y se declaró inocente.
El acta sobre la diligencia fue publicada en la edición de AVANCE de junio de 2018 y causó revuelo. “Entiendo que detrás de todo esto hay un contubernio que busca no tanto hacerme daño a mí, pues yo ya estoy anciano, pero sí que quieren dañar toda la obra que con la ayuda de Dios y con tanto esfuerzo hemos podido construir”, respondió al interrogatorio al que fue sometido oficialmente por la Iglesia.
También restó crédito a las denuncias de abusos sexuales cometidos por sacerdotes y por los cuales el Papa había pedido perdón en nombre de la Iglesia. “Aprovecho para decir que me llama mucho la atención la actitud del Papa Francisco de pedir perdón a las víctimas. Por mi experiencia personal puedo decir que pedir perdón me parece algo muy difícil, propio solo de aquellos más santos por eso me llama la atención que el Papa Francisco descienda y se abaje a su dignidad de sucesor de Pedro y se ponga a la altura de unos malhechores pidiéndoles perdón. Tengo toda la impresión que el Papa quiere congraciarse con los enemigos de la Iglesia. Insisto nuevamente que esta situación de los abusos está muy de moda y la forma más fácil de hacer daño a un sacerdote es acusarlo”.
El 30 de mayo de ese año un boletín de la Arquidiócesis señalaba que “Luego del detallado estudio de todas las pruebas emergentes en los autos de la investigación Previa, habiendo escuchado a los denunciantes y al imputado, el PERITO CONSIDERA VEROSÍMILES LAS ACUSACIONES EN CONTRA DEL PRESBÍTERO CESAR C.M (SIC) y dispuso como medidas cautelares suspenderle el ejercicio del ministerio público y que se abstuviera de hacer declaraciones”.
Placa de bronce con la biografía del sacerdote, incrustada en el pedestal de mármol que sostenía la estatua de bronce del personaje, en el atrio de acceso a la basílica de la Universidad Católica, demolido a fines de mayo de 2018 |
El 28 de mayo, las autoridades de la Universidad Católica ya habían derrumbado los monumentos erigidos en el atrio de la basílica a los benefactores para la fundación universitaria, los obispos Miguel Cordero, Daniel Hermida, Manuel Serrano y César Cordero, así como las placas de bronce que tenían al pie datos biográficos y de las obras de cada uno de ellos. El padre Cordero tenía la jerarquía de Monseñor.
El 2 de junio de 2018 la Arquidiócesis de Cuenca emitió un comunicado en el que aludía a que la difusión del acta de investigación que había llegado a conocimiento y difusión de la revista AVANCE, por voluntad del acusado, había “violado la confidencialidad de este proceso… lo que agrava la situación personal del imputado”.
La Fiscalía inició investigaciones sobre las denuncias planteadas por ocho víctimas de violación del padre Cordero, pero los trámites jurídicos no han avanzado, al contrario de lo que ocurrió en los tribunales eclesiásticos que sancionaron al acusado con la pérdida de sus dones sacerdotales.
A raíz de la muerte del personaje -sobre la que han mantenido hermetismo los familiares- numerosas alusiones en contra y a su favor se han difundido por las redes sociales y se ha recordado las facetas perdurables de su vida: el educador de grandes emprendimientos y el hombre que cayó en desgracia por sus pecados capitales.