Paisaje quijotesco en las lomas desérticas donde se levantan las torres eólicas.

El parque eólico más grande del Ecuador prevé el desarrollo de proyectos que a futuro podrían dejar obsoletas las plantas hidroeléctricas, cuya operación depende de las lluvias y el caudal de los ríos, con riesgo de apagones en sequías como la reciente

 En las lomas erosionadas, catorce turbinas eólicas transforman el viento en energía eléctrica. Grandes aspas girando sobre las torres, evocan los molinos de viento y la osada aventura de Don Quijote contra enemigos gigantes, de la novela de Cervantes.

El parque ocupa 540 hectáreas en las parroquias San Sebastián de Yuluc y Uchucay, del cantón Saraguro, provincia de Loja. El 23 de marzo de 2023 empezaron a generar los 50 megawatios que aporta al Sistema Nacional Interconectado. La obra ejecutó la empresa china Dongfeng Electric por 90 millones de dólares, contratada por la empresa pública azuaya Elecaustro.

El proyecto viene desde 2001, cuando el Gobierno Provincial elaboró el perfil de la obra, cuyos estudios los adquirió Elecaustro bajo la gerencia de Antonio Borrero Vega, quien emprendió la construcción desde 2018, hasta terminarla, a inicios del presente año. Actualmente gerencia la empresa Christian Piedra Lazo.

 Al pie de las aspas en movimiento, los turistas gustan tomarse fotos para el recuerdo. 

Los avances de la técnica, acoplada a la necesidad de abaratar costos en la producción de energía y proteger el ambiente, van por depender cada vez menos de fuentes hídricas y térmicas. Se prevé que a mitad del presente siglo el 50% de la electricidad generada en el mundo será de fuentes eólicas y fotovoltaicas(solares).

En el Ecuador en tiempos normales alrededor del 90% de la generación eléctrica es de fuentes hídricas y el 10% de térmicas. En el primer caso el costo del kilowatio es de alrededor de 2,5 centavos de dólar y en el segundo, 80 centavos. El costo del kilowatio eólico es el menor de todos.

Con la planta de Huascachaca el país ahorra más de 7.5 millones de dólares anuales que costaría igual generación con combustibles fósiles que, además, contaminarían con 94 mil toneladas de gas carbónico el ambiente. Su operación es un paso importante en el cambio de modelo energético del Ecuador y se calcula abastece a 90 mil familias a través del Sistema Nacional Interconectado.

El costo de montar una planta eólica resulta barato frente a las hidroeléctricas que requieren levantar presas para guardar reservas de agua, construir túneles para llevar el agua que impulsa las turbinas de las casas de máquinas, más altos costos de movimiento de tierras, mantenimiento y operación. Además, los estiajes prolongados, como los recientes, son una amenaza para la generación hidráulica.

El viento es el “combustible” que mueve las aspas que, a través de un aerogenerador, convierten la fuerza mecánica del viento en fuerza eléctrica en una góndola a lo alto de cada torre, equivalente a la turbina. Con procedimientos técnicos se usa la velocidad del viento para multiplicar la potencia de la generación. El promedio del viento en Huascachaca es de 12 metros por segundo, con velocidades variables que, de ser menores a tres metros, paran automáticamente la operación.

La torres metálicas, de 90 metros de alto y 600 toneladas de peso cada una, de forma cónica, con diámetro inicial de ocho metros, se sustentan en cimientos de seis metros de profundidad construidos con hierro y cemento que forman una jaula de pernos.

 Cementerio del caserío Yuluc, un curioso detalle fúnebre en medio de la desolación 

La energía renovable del viento aventaja en lo económico y en lo ambiental a los sistemas tradicionales de generación eléctrica, con corrientes de agua o combustibles fósiles, pero recibe reparos por el impacto visual al paisaje con las torres desafiantes al viento o la muerte de aves que chocan con las aspas en movimiento, especialmente si son especies nocturnas.
Al parque eólico Minas de Huascachaca se accede desde el kilómetro 90 de la vía Cuenca-Pasaje, para desviar seis kilómetros a la izquierda por una carretera asfaltada construida por la empresa Elecaustro, a la que se añaden seis kilómetros de desvío a la Subestación Uchucay, desde donde se transmite la electricidad por una línea de 138 KV a la subestación de seccionamiento de La Paz, que le integra al Sistema Nacional Interconectado. En Uchucay está la Sala de Control, para monitorear la operación a través de sistemas informáticos.

El parque eólico Minas de Huascachaca es un espectáculo de la técnica y de la naturaleza: en las lomas desérticas acometidas por ventarrones, destaca la fila de torres inmóviles con sus aspas en movimiento, como monstruos gigantes comparables también a los personajes de la novela La Guerra de los Mundos, de H. G. Wells. En los meses de marzo y abril disminuye la velocidad del viento, lo que permite paralizar las operaciones para mantenimiento.

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