Para cuando las esponjas se volvieron un producto preciado a nivel mundial, los inmigrantes griegos que llegaron a Tarpon Springs vieron en esa tradición, la posibilidad de salir económicamente adelante al implementar la misma práctica en su segundo hogar.

Hoy en día, la mayoría de esponjas que el público adquiere para el baño diario son artificiales. Sin embargo, escondido en la costa de Florida y considerado como una joya poco conocida de dicho Estado, se encuentra el precioso pueblo llamado ‘Tarpon Springs’. Con una población de apenas 25.000 habitantes, la economía de este pueblo tiene mucho que ver con el turismo, pero más allá de esa apariencia, la gente lo visita atraída por la posibilidad de acceder a varios comercios donde se venden esponjas marinas. De hecho, Tarpon Springs se conoce como ‘la capital mundial de la esponja’.

La tradición de la pesca de esponjas de mar se remonta a la época de principios del siglo XX, cuando la comunidad griega asentada en esta zona costera de Florida, decidió emprender en el negocio de la cosecha de esponjas marinas. En ese entonces, el comercio mundial de dichas esponjas había florecido de manera inesperada en el mundo, teniendo al frente a los buceadores del Mar Mediterráneo. Su historia se remonta, sin embargo, a la Antigua Grecia, donde las esponjas eran usadas en el ritual del baño.

Para cuando las esponjas se volvieron un producto preciado a nivel mundial, los inmigrantes griegos que llegaron a Tarpon Springs vieron en esa tradición, la posibilidad de salir económicamente adelante al implementar la misma práctica en su segundo hogar. Así pues, varios buceadores fueron entrenados en la práctica y, en cuestión de un par de años, desde Tarpon Springs hacia el mundo, las esponjas de este pueblo se volvieron famosas.

Hoy en día, se puede apreciar con sólo acercase al puerto el proceso completo que la cosecha de esponjas marinas implica. Los buceadores se sumergen hasta 18 metros de profundidad para poder caminar sobre el fondo y buscar esponjas. La cosecha de estos animales es, sin duda, una preocupación ambiental, motivo por el cual los pescadores deben ajustarse a normas federales de conservación de especies marinas. En el caso de las esponjas, deben cortarlas con un cuchillo común y deben hacerlo no de raíz, pues los estudios de expertos demuestran que ello aumenta la posibilidad de que la esponja se regenere. Además, se debe dar preferencia a las esponjas adultas, dejando las pequeñas pues, al ser más jóvenes, tienen gran capacidad de reproducción, con lo que se asegura que continúe la propagación de la especie.

Los buceadores llegan a diario al puerto con sus redes llenas de esponjas. Con mangueras conectadas a tanques dentro de sus botes, hacen un lavado inmediato con agua dulce. El lavado dura varios minutos, pues es necesario asegurarse de que cualquier resto de sal sea eliminado. Una vez lavadas, se elevan mediante un mástil a fin de que liberen el agua que absorben. Un par de horas después, son puestas al borde del puerto para que sequen al sol hasta la caída de la tarde.

Una vez secas, se envían a una planta de procesamiento a pocos kilómetros, donde se sumergen en una solución que las limpia por completo de cualquier rastro de arena y sal, para luego ser centrifugadas en una máquina que las deja secas y listas para la venta.

Una vez secas, se recortan los bordes externos y se las clasifica según el tamaño y la calidad para la venta. Las más baratas son muy pequeñas y ásperas y se expenden a un precio mínimo de $6. Las más caras son las llamadas “esponjas de lana”, cuyo precio es mínimo de entre $18 y $20.

Hoy, se estima que Tarpon Springs es responsable por la venta de un 70% de esponjas marinas a nivel mundial. Pese a los cuidados de los pescadores por tratar el producto con una actitud de respeto al medio ambiente, el calentamiento global que hace que cada vez los huracanes sean más agresivos en Florida, lleva a que cada año mueran miles de esponjas, asfixiadas por la arena que las tormentas tropicales y los huracanes arrastran. Además, el alto precio del combustible debido a la hiperinflación que experimenta hoy Estados Unidos, hace que muchos pescadores empiecen a abandonar esta actividad.

Es una pena que una actividad que se lleva a cabo con respeto al medio ambiente y que, además, es una lucha contra las esponjas artificiales que usan plástico como base, peligre justamente debido a la crisis climática que el mundo vive. En todo caso, Tarpon Springs es un pueblo precioso y merece una visita, ya que hacer turismo allí es también una manera de apoyarlo.

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