La desesperación por la incierta situación de los damnificados amenaza la tensa tranquilidad de las ciudades australes del país afectadas por el desastre.
Las pérdidas causadas por la tragedia llegan a 300.800 millones de sucres, solamente en lo que tiene que ver con el sector agrícola, según la Dirección Agropecuaria Provincial.
Trecientas personas de todas las edades, habitantes de Challuabamba y Guangarucho, recorrieron ayer por las calles de Cuenca en protesta por lo que suponen falta de decisión gubernamental para encarar la catástrofe con acciones efectivas.
“No más engaños, queremos la verdad”, gritaban en alusión a la variedad de pronunciamientos e informaciones contradictorias. Portaban pancartas, calaveras de cartón y lanzaban consignas que mostraban patéticamente la magnitud de su drama.
El Coordinador del Comité de Crisis opinó que es comprensible la reacción desesperada de la gente que ve desaparecer sus viviendas y sus propiedades bajo el agua, pero hay que hacerle comprender la magnitud del gigantesco deslave.
Varios tractores trabajaron ayer sobre la presa para hacer terrazas que impidan nuevos derrumbes sobre el canal, al que ya no es posible introducir maquinaria. El espejo de aguas se aproximaba a los 2.363 metros sobre el nivel del mar. Accedían 62 metros cúbicos de agua por segundo y evacuaban 40.
Sábado 1 de Mayo